¿Donde están los Caballeros? Esos hombres de buenos modales, de postura elegante que destilan cortesía al pasar, y no me refiero solo a la cortesía de abrirle la puerta a su novia o futuras novias, sino con para las mujeres en general. Qué pasó con esos que les dan preferencia a las féminas al encontrarse en la entrada de algún lugar, o los que sostienen las puertas después que cruzan para que la señora que viene detrás también cruce, solo Dios sabe su paradero…. Dios también ha de saber el paradero de las Damas, como que se extinguieron también, ¿donde esta la civilidad y los buenos modales de las damiselas de hoy día?Yo soy de las que piensa que así como existe la caballerosidad debería existir, como se llamaría… ¿Damasidad?, el asunto es que así como los hombres son convocados a ser amables con los niños ancianos y mujeres, estas últimas también deben corresponder de la misma forma.
Este tema me trae a la mente dos recuerdos, el primero es uno de mis tantas peripecias en OMSA (autobús), en aquella ocasión una tarde calurosa en el agitado polígono central de la ciudad, un grupo de personas esperaban con desespero en la parada el autobús que los llevaría a sus destinos, por fin llego y como chivos salvajes entrando a un corral, se amotinaron las puertas del vehículo y comenzaron a llenar los pocos asientos disponibles.
-¡Un asiento para la embarazada! Exclamó el cobrador.
Y fue como si no hubiera hablado nadie, nadie cedió un asiento. De nuevo el cobrador vociferó ¡Un asiento para la embarazada!, y lo mismo sucedió. Una señora comenzó también a vociferar;
-¡Ofrescome! ¡Y no hay un caballero que se pare!
-¡Pero que se pare una mujer! ¡Aquí hay mucha sentadas!
El otro recuerdo es de cuando me disponía a subir un puente peatonal, iba yo como por el tercer escalón cuando alcancé a ver a una muchacha que venia bajando, traía enyesada la pierna derecha desde la mitad del muslo hasta cubrirle el pie casi por completo, con una mano se sostenía de la barandilla del puente y con la otra sujetaba su cartera y trataba de conservar el equilibrio como si caminara en una cuerda floja. Éramos pocos los que pasábamos por allí en ese momento, de ambos sexos cruzaron como si nada, cada quien en lo suyo, de esos pocos que andaban por allí fui la única que se digno ayudarla a bajar los escalones.....
Hoy día las féminas cada vez somos muy independientes, ya no esperamos que aparezca un caballero para resolver nuestros problemas, lo resolvemos nosotras mismas, Es parte de eso que llamaron liberación femenina. Ahora bien, es parte de esa liberación u tendencia adoptar los mismos derechos que los hombres, me pregunto si también debíamos adoptar algunos de sus deberes, entonces ¿Qué pasó? ¿ Se nos olvidó adoptar la parte de la caballerosidad? O simplemente ¿Nos hicimos de la vista gorda?
























